
Las autoridades realizaron el operativo en las barriadas de Alemão y Penha, con unos 2.500 policías involucrados. La ciudad está prácticamente paralizada, "como en pandemia".
Río de Janeiro ha sido escenario de una de las jornadas más sangrientas en su historia reciente. Una megaoperación policial, considerada por las autoridades como "la mayor en la historia" de la ciudad contra el narcotráfico, dejó una cifra de más de 120 muertos, según reportes no oficiales que superan con creces el balance inicial.
El megaoperativo se lanzó el martes en las populosas barriadas de Alemão y Penha, zona norte de la ciudad, con el objetivo de frenar la expansión territorial del Comando Vermelho (CV), la mayor organización criminal de Río de Janeiro. Cerca de 2.500 uniformados participaron en la ofensiva, que buscaba arrestar a unos 100 delincuentes, logrando la detención de 81 personas.
La cifra de víctimas supera los 100 y genera conmoción
Inicialmente, el saldo oficial reportado por las autoridades fue de 60 presuntos delincuentes muertos y cuatro policías caídos. Sin embargo, la cifra de víctimas escaló drásticamente en las últimas horas.
El horror se hizo tangible este miércoles en el Complejo de la Penha, cuando vecinos y familiares trasladaron al menos 54 cuerpos hasta una plaza principal de la favela. Estos cuerpos, bajados desde la Serra da Misericórdia —epicentro de los enfrentamientos—, no figurarían en el recuento oficial inicial.
El coronel Marcelo de Menezes Nogueira, secretario de la Policía Militar, confirmó que estos cuerpos adicionales no estaban incluidos en el balance primario, lo que dispara el número total de muertos a más de 120, una cifra inédita y atroz.
Vecinos, movilizados por el espanto, llevaron los cuerpos a la plaza para facilitar el reconocimiento y exigir respuestas. En diálogo con el sitio G1, el activista Raull Santiago describió la escena como desgarradora: "En 36 años de favela, pasando por varias operaciones y masacres, nunca vi nada parecido. Es algo nuevo. Brutal y violento en un nivel desconocido”.
Testimonio del caos: "Una parte de la ciudad vive en guerra"
La magnitud del enfrentamiento, que incluyó barricadas de vehículos, balas y el uso de drones por parte de los narcos, transformó las favelas en una zona de guerra urbana.
Juan José Zengaro, un cordobés radicado en Río de Janeiro, dialogó con Cadena 3 y brindó un panorama del impacto de la crisis en la vida cotidiana.
Zengaro describió la situación como "caótica", con problemas logísticos masivos y un miedo generalizado a las represalias del grupo criminal.
"Nos llegaron avisos por WhatsApp, una alerta amarilla que avisa el estado de situación y recomiendan guardarse en su casa. Los narcos controlan todo lo que pasa y funcionan como un Estado paralelo cobrando por la seguridad y por servicios como internet y agua. Todo el mundo sabe que funciona así, la pregunta es hasta dónde va a llegar o cuándo nos va a tocar a nosotros", advirtió el testigo.
Finalizó su descripción con una frase lapidaria sobre la dualidad social: "Una parte de la ciudad vive en guerra y la otra vive como si no pasara nada".
Contexto de la ofensiva
La operación policial, que comenzó en la madrugada del martes, fue una respuesta a la creciente actividad y expansión del Comando Vermelho, y desató un brutal contraataque por parte de los delincuentes, quienes levantaron barricadas y respondieron a balazos.
La comunidad ahora exige una investigación exhaustiva y clama por justicia ante la que ya se perfila como la masacre policial más sangrienta en la memoria reciente de Río de Janeiro.
Más de 100 desaparecidos
La espeluznante cifra de víctimas fatales podría escalar aún más, ya que se reporta que hay más de 100 personas desaparecidas tras la ofensiva.
El clima de terror se intensificó con la aparición de cuerpos en las calles del Complexo da Penha, donde se vive la incertidumbre sobre la identidad de los fallecidos: no hay confirmación si se trata de criminales o de civiles inocentes atrapados en el fuego cruzado.
El horror de la jornada se vio reflejado en un detalle macabro: muchos de los cuerpos encontrados estaban decapitados, lo que sugiere una brutalidad extrema en los enfrentamientos.
Pulso político: tensión entre el gobierno carioca y la Nación
El operativo en Río de Janeiro ha desatado una notable tensión política a nivel federal. El gobernador de Río, identificado con la corriente bolsonarista, solicitó formalmente al gobierno del presidente Lula da Silva la intervención de las Fuerzas Armadas para retomar el control. Sin embargo, la Nación se negó a desplegar militares y por ello desde Río se optó por mantener la intervención a cargo de las Policías Civil y Militar local.
Río paralizado: un escenario de "guerra"
La vida cotidiana en gran parte de Río de Janeiro se encuentra prácticamente paralizada. El escenario se asemeja a los días más estrictos de la pandemia de Covid-19: la población no se atreve a salir a la calle.
Aunque no existe un comunicado oficial de "lockdown", el alerta tácito mantiene escuelas y locales comerciales cerrados. Las personas que pueden trabajan bajo la modalidad de home office, creando una atmósfera de feriado forzado o cuarentena autoimpuesta.
Este escenario trágico y de guerra abierta persiste, ya que la Policía aún no ha logrado tomar el control total de las favelas afectadas.
Favelas rehenes: el poder del Estado paralelo narco
La población en las favelas vive en un estado de agotamiento y miedo, completamente rehén de las organizaciones narco como el Comando Vermelho (CV).
En estas barriadas opera un Estado paralelo donde los delincuentes dictan las órdenes de convivencia. Esto incluye la decisión de sacar los cuerpos a las calles para presionar a las autoridades y a la opinión pública, una acción que la comunidad ejecuta por coerción.
Dada la amplia influencia de esta organización, que tiene brazos armados en todo Brasil, la alerta de seguridad ha pasado de ser local a ser de carácter nacional.