
Organizaciones sindicales, sociales y políticas se concentraron frente a la Casa Rosada, en rechazo al proyecto de “modernización laboral”. Amenazaron con un paro nacional si se aprueba el proyecto en el Senado.
El movimiento obrero organizado volvió a ganar la calle este jueves con una masiva movilización a Plaza de Mayo en rechazo al proyecto de “modernización laboral” impulsado por el Gobierno nacional. La protesta, encabezada por la Confederación General del Trabajo (CGT) y acompañada por la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, organizaciones sociales y espacios políticos, tuvo como eje central presionar al Senado, donde se negocia el futuro de la iniciativa oficial.
La concentración comenzó pasadas las 15 frente a la Casa Rosada y se convirtió en una demostración de fuerza sindical. Se trató de la cuarta acción callejera de la CGT contra la administración de Javier Milei, pero la primera focalizada exclusivamente en la reforma laboral, que propone cambios de fondo en la Ley de Contrato de Trabajo y en el sistema de relaciones laborales.
Si bien el Gobierno aceptó eliminar algunos artículos cuestionados tras negociaciones con la central obrera, la CGT ratificó su rechazo al texto. Entre los puntos más objetados se encuentran las restricciones al derecho de huelga, la prioridad de los convenios por empresa sobre los convenios colectivos, la limitación de la ultraactividad, la flexibilización de las indemnizaciones por despido, la extensión de la jornada laboral mediante el banco de horas y la derogación de estatutos sectoriales.
“Volver a emocionar con la bandera de la justicia social”
El secretario general de la CGT, Jorge Sola, fue el encargado de cerrar el acto con un discurso de fuerte tono político y social. Allí llamó a profundizar el plan de lucha y a construir una alternativa frente al oficialismo.
“Están buscando cercenar los derechos de los trabajadores. El empleo lo genera la actividad productiva y este gobierno tiene una deuda con los argentinos: generar más y mejor trabajo”, sostuvo. En esa línea, cuestionó el rumbo económico y advirtió sobre el impacto de otras políticas oficiales: “Atacan con el Presupuesto a la ley de discapacidad, al Garrahan, a la educación. Para que haya trabajadores en negro, tiene que haber una economía en negro”.
Sobre el cierre, Sola fue contundente: “Sigan sin escucharnos y se van a encontrar con una profundización de este plan de lucha. Tenemos que volver a emocionar con la bandera de la justicia social. Si hay odio, pongamos templanza; si hay superficialidad, pongamos ideas. Vamos hacia una Argentina humana”.
Advertencia de paro nacional
Más duro aún fue el mensaje del cosecretario de la CGT, Octavio Argüello, referente del sindicato de Camioneros, quien dejó explícita la posibilidad de una huelga general si el proyecto avanza en el Congreso.
“Nos vamos a oponer rotundamente. No nos dejemos engañar más. Tenemos que ganar la calle y pelear por los derechos de nuestra familia”, afirmó. Y lanzó una advertencia directa a los legisladores: “Le decimos a los senadores que pretenden firmar ese dictamen: ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se lo van a demandar”.
Argüello rechazó la idea de que la reforma beneficie a las pequeñas y medianas empresas: “Basta de creer que esta ley es para las pymes. Es para sus amigotes. Si no nos escuchan, vamos a terminar en un paro nacional”.
“Modernizar no es quitar derechos”
Durante el acto, la CGT dio lectura a un documento en el que sintetizó su postura frente a la iniciativa oficial. “Una verdadera modernización laboral no es sacar derechos”, afirmaron. Y advirtieron que la reforma “solo va a profundizar la pobreza, la exclusión social y la precarización laboral”.
Con la movilización como mensaje político y la amenaza concreta de nuevas medidas de fuerza, el sindicalismo busca ahora influir en la discusión parlamentaria. El desenlace en el Senado podría marcar el próximo capítulo de un conflicto que promete escalar si el Gobierno insiste en avanzar con su reforma laboral.